miércoles, 27 de septiembre de 2017

NOS HICIERON CREER...


Nos hicieron creer en esta guerra...pero yo jamás formaré parte de ninguna. No tengo una bandera con la que pueda defender lo que vengo aquí a decir, pero tengo 18 razones.

Soy maestra y mis niños son tan pequeños que no tienen espíritu crítico. Algunos, incluso, están empezando a hablar todavía. Todo lo que yo les digo entra en sus cabecitas rápidamente, y ahí se queda. Todo lo que les muestra la televisión entra de las misma manera. Yo sé lo que les digo ¿Y ellos?
 
¡CUIDADO POR FAVOR! 

¿Qué van a pensar nuestros niños? ¿Qué les estamos contando?
 
Yo dejo atrás mis opiniones y muestro la verdad, la única con la que se puede defender algo.

Para empezar, queridos niños, solo unos pocos han convertido esto en una guerra. Que nadie os engañe, esta vez no hay bando bueno ni bando malo y no habrá ganador porque ya hemos perdido todos.

Perdimos la dignidad en el momento en el que una bandera ondeó por encima de nosotros. En el momento en el que pensamos que nuestra ideología era suficiente, y defenderla fue nuestra prioridad. 

Perdimos el derecho en el momento en el que se lo quitamos al resto. En el momento en el que transformamos los derechos del otro en los nuestros propios.

Perdimos la razón con amenazas y el poder con más poder. Unos creyeron que eran los buenos y los otros también, y cada uno aplicó su propia democracia. Ahora ni la democracia tiene sentido.

Queridos niños que no os engañen, la única certeza que os pueden contar es que tenemos problemas y muchos. Que esto no funciona bien ni lo ha hecho desde hace algunos años, y que el odio es un sentimiento terrible que no va a solucionar nada.

Por favor, que ni mi opinión ni la de nadie condicione vuestras mentes, porque necesitamos niños libres que se conviertan en los ojos que, algún día, nos hagan ver.

miércoles, 30 de agosto de 2017

LA INSATISFACCIÓN DE SENTIRSE SATISFECHO





Ahora que ya está acabando el verano y hemos tenido tiempo de reflexionar y encontrarnos con nuestro Yo más insatisfecho, lanzo esta pregunta ¿Exigimos demasiado? 

Venga, vamos a ponernos un poco melancólicos, piensa en un momento de tu vida, el más feliz. ¿Lo tienes? ¿Le pondrías un rebobinar constante? ¿Crees que así tendrías una vida plena? Te voy a contestar yo:

No. Somos demasiado exigentes. Hagas lo que hagas nunca estarás plenamente satisfecho, pero ¿Por qué? Te lo explico rápidamente:

Si tuvieras solo un día de vida, ¿En qué lo emplearías? ¿Crees que te pasarías el día indeciso, de un lado a otro o lo aprovecharías apurando al máximo cada instante, disfrutando de cada momento? 

Creo que está clara la respuesta ¿Verdad? Y no te equivoques, con esto no estoy diciendo que vivamos demasiado, pero si la vida nos concediera 100 años más de gracia para vivirlos, todavía seríamos más insatisfechos.
 
Hay un elemento básico entonces: FILOSOFÍA DE VIDA.


Tú vida no es plena, tú la haces plena. A menudo predecimos nuestro propio futuro mucho antes de ni siquiera haberlo imaginado. Somos terribles e inconscientes. No sabemos que la felicidad está en nuestra propia mano. 

El ser humano, de media, vive unos 80 años, 960 meses, 4.172 semanas, 29.204 días, 700.896 horas, 42.053.760 minutos o 2.523.225.600 segundos. Las zarigüeyas viven de media 1 año. 

Tenemos 2.000 millones de segundos, por lo menos, para aprovecharlos al máximo, y, sin embargo, vivimos en una insatisfacción constante. Y la respuesta no son los años no, es la complejidad de todo lo que nos rodea. Antes no tenías elección, si solo habían 2, pues el 1 o el 2 era tu decisión. Ahora nos centramos en decidir y ya no disfrutamos ni del 1 ni del 2.

Simplifica tu vida amigo, hazla más llevadera. No te exijas tanto, al fin y al cabo has venido a este mundo a vivirlo. ¡HAZLO! Disfruta de cada segundo, aprecia esos pequeños momentos. Dale valor a todo lo que pasa por delante tuya. No le des importancia a lo que no lo tiene. Date tiempo. Equivócate. Aprende. Reflexiona. Quédate solo. Encuéntrate. Acéptate y diviértete, que la vida solo son 29.204 días.


domingo, 18 de junio de 2017

LA RESILENCIA O CÓMO DARLE LA VUELTA A LA TORTILLA





Empecemos definiendo esa palabra tan rara pero que tan de moda se ha puesto en este momento: RESILENCIA.


La resilencia es la capacidad para hacer frente a las adversidades, y no solo eso, sino también la capacidad para salir airoso y extraer un aprendizaje de cualquier situación difícil.


Y yo os lo voy a resumir en una frase muy simple: "Dar la vuelta a la tortilla".

                   


La vida es un conjunto de momentos, la unión de muchas situaciones, algunas mejores y otras peores. Si de toda esa unión solo resurgimos en los momentos felices, entonces perdona que te diga pero te estás perdiendo la mitad de tu vida. 

La vida es un ir y venir de personas con sus propias vidas y sus propias tormentas. No se crean cielos azules juntando tormentas, sino valorando la calma y dando lugar a ella.

Creo que uno de los principales problemas de las personas es que pocas dedican tiempo y esfuerzo a conocerse a sí mismas, a encontrarse. No puedes querer a una persona que no conoces, y esa es la peor de nuestras tormentas.

Cuando la tormenta empieza tienes que aceptar el hecho de que no parará, hay que dejarla pasar. Si no dejas pasar la tormenta entonces nunca llegará la calma. Hay personas que viven una eterna tormenta.

Una persona resiliente se conoce, se acepta, se quiere, deja venir la tormenta, la observa, aprende de ella, la deja pasar y disfruta de la calma. Y entonces su tormenta, por lo menos, no lloverá en otro tejado que no sea el suyo.



¿Eres tú una persona resiliente?


Si no es así que sepas que eres la única responsable de ello. La resilencia es un estilo de vida y solo tú decides vivirlo.