Empecemos definiendo esa palabra tan rara pero que tan de moda
se ha puesto en este momento: RESILENCIA.
La resilencia es la capacidad para hacer frente a las
adversidades, y no solo eso, sino también la capacidad para salir airoso y
extraer un aprendizaje de cualquier situación difícil.
Y yo os lo voy a resumir en una frase muy simple: "Dar
la vuelta a la tortilla".
La vida es un conjunto de momentos, la unión de muchas
situaciones, algunas mejores y otras peores. Si de toda esa unión solo
resurgimos en los momentos felices, entonces perdona que te diga pero te estás
perdiendo la mitad de tu vida.
La vida es un ir y venir de personas con sus propias vidas y
sus propias tormentas. No se crean cielos azules juntando tormentas, sino
valorando la calma y dando lugar a ella.
Creo que uno de los principales problemas de las personas es
que pocas dedican tiempo y esfuerzo a conocerse a sí mismas, a encontrarse. No
puedes querer a una persona que no conoces, y esa es la peor de nuestras
tormentas.
Cuando la tormenta empieza tienes que aceptar el hecho de
que no parará, hay que dejarla pasar. Si no dejas pasar la tormenta entonces nunca
llegará la calma. Hay personas que viven una eterna tormenta.
Una persona resiliente se conoce, se acepta, se quiere, deja
venir la tormenta, la observa, aprende de ella, la deja pasar y disfruta de la
calma. Y entonces su tormenta, por lo menos, no lloverá en otro tejado que no
sea el suyo.
¿Eres tú una persona resiliente?
Si no es así que sepas que eres la única responsable de
ello. La resilencia es un estilo de vida y solo tú decides vivirlo.