Como
bien decíamos en la primera parte de este post: «Vivimos tan deprisa que a veces no nos damos cuenta de que no
saboreamos lo que tenemos en este momento. No nos concedemos los "5
minutos" que todo ser necesita para disfrutar, acostumbrarse,
asimilar, comenzar, llegar... son solo "5 minutos" pero son más
importantes que el resto de nuestra vida».
Bien,
pues retomando un poco esta frase, hoy queremos hacer referencia a una de las
etapas más importantes en la vida de un niño: los primeros días de cole. Esos
angustiosos días para papás, mamás y niños. Angustiosos porque los primeros
pasos en la vida de una persona siempre son difíciles, pero cuando ya estás
caminando sientes el orgullo de haberlo conseguido.
Como
bien hemos dicho, esos primeros días suelen ser angustiosos para todas aquellas
personas que están implicadas, no solo para papás, mamás y niños, y por esa
razón, será necesario realizar la incorporación de forma progresiva, respetando
los "cinco minutos" de
cortesía que toda persona necesita, es decir, lo que claramente podríamos
denominar:
El
Periodo de adaptación se puede definir como «Los días, semanas o meses que los niños tardan en alcanzar un estado
emocional, social y escolar adecuado en la escuela infantil».
Este
periodo comienza el primer día que el niño entra en la escuela, pero no sabemos
cuándo acaba. Dependiendo de la edad del niño y de su carácter se puede alargar
más o menos, incluso dependerá de la forma en la que los padres afronten este
periodo. Suele decirse que los menores de tres años suelen tener un periodo de
adaptación más costoso que los mayores, pero lo que es realmente cierto es que
va a depender mucho del niño, y que niños mayores de 3 años que no han asistido
a la escuela infantil y con un carácter más dependiente de la madre podrán
manifestar más dificultades para adaptarse que otros niños menores de 3 años.
En
cualquier caso, es un tiempo muy importante que debemos respetar, y esto no
todo el mundo lo entiende. He escuchado verdaderas barbaridades por ahí:
«Mira esta maestra, como no quiere
trabajar, resulta que vamos a estar unos días yendo al cole con nuestros hijos.
¡Vaya morro!»
«Pues mi hijo empezó con un año y ni periodo
de adaptación ni tonterías, lloró lo que tuvo que llorar y punto».
«Si
los maestros hicieran su faena»...
Si
estos padres supieran que todo esto se hace por el propio niño, que los
maestros no necesitan ayuda, son los niños los que tienen derecho a estos
"5 minutos", si los mismos padres deniegan de concedérselo, ¿Qué
expectativas nos esperan a lo largo de toda la educación de sus hijos?
Los padres y la escuela
tienen un objetivo común: la educación de sus hijos, y la relación que mantengan
entre ambos agentes será decisiva para que el niño supere momentos importantes
en su vida como puede ser el periodo de
adaptación.
Bueno
y una vez hemos analizado la importancia de conceder este tiempo, vamos a hacer
una breve descripción de las fases que atraviesan los niños durante este
periodo, para, finalmente, dar una serie de pautas de actuación dentro y fuera
de la escuela:
1º. FASE DE PROTESTA
Esta
fase comienza cuando el niño se da cuenta de que está solo. Los niños comienzan
a llorar buscando a sus papás, suelen rechazar los cuidados de las maestras y
no quieren participar en las actividades, o participan sin prestar mucha
atención.
En
esta fase parece que el niño empieza a adaptarse pero, de momento, empieza a
llorar y a llamar a sus papás sin ningún motivo, rechaza a sus maestras y no quiere
colaborar en las actividades. Aunque, en algunas ocasiones, comienza a entablar
relaciones con sus nuevos compañeros.
En
esta última fase se considera que el niño ya está adaptado. Suelen tardar
alrededor de un mes, aunque hay niños que tardan más o menos tiempo, e incluso
niños que nunca llegan a adaptarse.
Por
lo tanto, teniendo en cuenta estas fases, intentaremos:
Hacer
la incorporación progresiva, escalonando los días.
Hacer
partícipes a los papás o familiares directos durante los primeros días,
intentando no generar ansiedad en el niño.
Mantener
informadas a las familias sobre los avances en la adaptación del niño, pues
ellos también pueden manifestar sentimientos de ansiedad y culpabilidad.
Los
papás y mamás deben comprender que sus hijos no están solos en la clase, forman
parte de un grupo y, por lo tanto, las maestras no pueden estar todo el rato
pendientes del mismo niño.
También
tienen que entender que es normal que lloren, que la mayoría lo hacen al
principio hasta que consiguen adaptarse, pero que las maestras están ahí para
consolarles y ayudarles.
Aunque
hay niños que les cuesta mucho adaptarse al final casi todos lo consiguen, solo
un pequeño porcentaje de niños tiene dificultades para ello, en ese caso, lo
mejor será mantener una reunión con la familia para determinar cuáles pueden
ser las causas, establecer una serie de pautas nuevas y así ayudar al niño en
su proceso de adaptación.
Finalmente,
decir que lo más importante de todo esto es que se trabaje de forma unánime,
familia y escuela, estableciendo pautas de actuación conjunta, tanto en la
escuela como en casa y teniendo claro que perseguimos un mismo objetivo:
conseguir que el niño se adapte de forma adecuada a la escuela.
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