No sabía lo duro e injusto que era
este proceso hasta que pasé a formar parte de él. Desde hace un año he perdido
mi identidad como persona para pasar a ser un número y una posición en una gran
lista de nombres, detrás de los cuales hay vidas y vidas y vidas, horas de
estudio y resignación, y pocas esperanzas. Nos resignamos a convertirnos en
números que suben y bajan, las semanas pasan muy rápido y ya no os cuento los
meses, y aquí seguimos, en la misma línea de la hoja.
¡Tú ves a por el 10 que lo conseguirás!- claro, dicho y hecho
amigo, mañana empiezo a estudiar para el 10 y no para el 7 como he hecho hasta
ahora.
¡Yo tardé 7 años en trabajar desde que me apunté a la bolsa!- ¡Ah,
que te apuntaste! yo es que he tenido que superar unas pruebas a las que se
presentaban 3000 personas para entrar en tu misma bolsa y esperaría 7 años si
supiera que iba a trabajar algún día.
En consellería hablan de nosotros
como integrantes de una bolsa, ni somos interinos ni somos maestros, volvemos a
ser un número. Dicen que sí, que nuestra situación es vergonzosa, pero antes
estaba la cosa mucho peor, mira aquella que tardó 7 años en trabajar, ¿qué
quieres, venir y besar el santo?.
¡NO! quiero que me devuelvas mi
identidad, que mi dinero, sudor y trabajo se conviertan en una recompensa y no
en números que suben y bajan. ¡Quiero que esto tenga un principio y un final!
¡ELLOS MANDAN, SÍ! Pero no juguéis conmigo más.
Esta publicación es parte de lo que sentimos las personas que a pesar de demostrar que somos totalmente válidas para desarrollar nuestra profesión, vemos como las puertas se entornan. Sí, digo entornar y no cerrar porque hemos conseguido mucho en muy poco tiempo, y porque vamos a seguir luchando hasta que llegue nuestro momento. 💪💪
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